El estilo nórdico es uno de los más exitosos en la decoración moderna, pues es elegante, discreto y fácil de combinar
Para conocer el diseño nórdico o escandinavo debemos remontarnos a principios del siglo XX, donde el norte de Europa destacaba por la producción de muebles elegantes y funcionales de madera.
Entre las dos guerras mundiales, muchos hogares fueron destruídos, surgiendo la necesidad de incorporar en la decoración de interiores elementos funcionales y estéticos que cubrieran también las necesidades emocionales de la gente.
En la exposición de Estocolmo de 1930, se mostraron diseños vanguardistas con un claro mensaje político y social, incluyendo prototipos de apartamentos con muebles fabricados industrialmente, en contraposición de la tradicional defensa noruega por la artesanía.
Así, combinaron las ideas que traía consigo la modernidad con la devoción por la eficiencia y el uso de materiales a su alcance, creando un producto que aprovechaba lo mejor de ambos mundos bajo el concepto “Smukke ting, der gør dit liv bedre” ( en danés, “Cosas bellas que hacen tu vida mejor”). El principal objetivo era crear entornos y diseños confortables, alegres y cómodos, que hicieran llevadero tener que pasar mucho tiempo en casa por la falta de horas de luz.
En el año 1954 se acuñó el concepto de diseño escandinavo, tras conocer una exposición con este nombre que recorrió Norteamérica, promoviendo el estilo de vida en los países nórdicos y la decoración en los mismos.
En Francia, 1956, nace la denominación “Pays Nordiques” que agrupa los países escandinavos (Suecia, Dinamarca y Noruega) con Finlandia e Islandia. Esta denominación cobró fuerza con la creación del Concilio Nórdico, que enmarca y define la afinidad cultural entre los cinco países.
Una de las claves de la decoración nórdica es crear espacios marcados por la armonía y la tranquilidad. Este objetivo se consigue a través de colores neutros y suaves, a los que se suman formas muy marcadas y geométricas. También debemos hablar de simpleza y sencillez en las formas, a tono con el minimalismo. Aunque el dinamismo y el colorido no quedan afuera, pues se introducen en pequeños accesorios de colores intensos.
Velas y plantas son complementos imprescindibles en este estilo decorativo. En invierno, por ejemplo, gracias a la falta de luz natural se decora con candelabros y vasitos de vela. Mientras que, en verano, se usan muchos flores, suculentas y cactus para dar calidez y hacer que la naturaleza entre en casa.
